martes, 16 de marzo de 2010

Informativos de La Sexta



Por motivos de tener que ir a clases por las tardes tengo que almorzar temprano, por lo cual a la hora de poner algún telediario prefiero poner uno de carácter nacional que regional o el local. He estado viendo un tiempo el informativo de La Sexta y mi conclusión es que vaya bazofia de telediario. El peorcito que ví jamás, junto con Intereconomía.
La cosa es que paso de ver el de Cuatro. Prisa y yo no nos llevamos bien. Pero es que Mediapro es practicamente lo mismo.

Analizaré un telediario de La Sexta:

1) Entradilla con los titulares. Dura aprox unos 5 min.
2) Noticia del día y politica nacional e internacional. Dura unos 10 min.
A partir de aquí se acaba el telediario para mi.
3) Sucesivos videos del youtbe y chorradas sin ningún interés, como una moda en Estados Unidos de los niños besar ranas, las ministras más sexys o un gato que se se sube a un árbol y no baja. Duración 15 minutos aprox.
4) Deportes. Duración aprox 15 minutos.

Pues en fin, con esta estructura tan patética se hacen llamar telediario, cuando perfectamente podrían pasar por el programa de Ana Rosa o España Directo. ¿Es normal dedicar 10 minutos al análisis de las noticias y la política?

Y lo peor de todo es la manera de informar, claramente sesgada. Primero con su defensa a ultranza al PSOE (partido que regala esta cadena) y crítica populista al PP, cuando los primeros son tan corruptos como los segundos (por ejemplo cuando hablan de especulación urbanística casi siempre nombran las que involucran al PP, cuando el PSOE no le va a la zaga, sino que nos lo digan a los andaluces...)
Segundo, a la hora de hablar de latinoamerica hay unos malos y unos buenos claramente definidos: los malos los de siempre, los Chávez, Castro, Morales, Farc... y los buenos los mismos, los Uribes y compañía. Tras esa careta de supuesto progresismo de moqueta que muestran de puertas para adentro, si se trata de América o conflictos como los de Afganistán, son verdaderos fascistas, que manipulan, sesgan y descontextualizan videos e informaciones, sobre todo si se trata de Chávez, cuando no mienten directamente o ya condiciona la postura del televidente con comentarios de la presentadora. Sobre todo si se trata del líder bolivariano, siempre con entradillas tales como 'lo último de Hugo Chávez, o 'de nuevo Chávez nos amenaza'... siempre con esa puta sonrisilla de sarna y para hacer daño... que pena hija (porque siempre son presentadoras atractivas) tantos años de carrera en la facultad para llegar a ser un papagayo de las mentiras que escriben otros...

Entéresen señores de La Sexta, va a ver más su informativo panete, que yo ya me cansé de semejante basura y mentira de periodismo.

domingo, 14 de marzo de 2010

Inspiración en los trabajos

Ya que hace algunos días que no actualizo (y tenía ganas aunque me lea yo mismo) y por falta de tiempo y ganas para hablar sobre el tema de Cuba que ha salido estos días sobre los DDHH y la disidencia allí del que tenía pensado hablar allí, he pensado colgar una pregunta que me tocó responder, en una extensión máxima de una carilla, para la clase de Psicología de las relaciones laborales, que versaba sobre las crisis colectivas de las principales instituciones sociales (sindicatos, partidos políticos e instituciones públicas y corporativas). Es la visión, siempre parcial y apresurada de un estudiante que se esmera en intentar comprender la realidad que le rodea:

Para llegar a comprender la crisis de estas organizaciones hay que conocer el pasado inmediato a esta crisis que tiene lugar desde los años 80 en adelante.


Para dar respuesta a la llamada 'Cuestión Social' que permanecía impoluta desde al menos fines del siglo XIX, tras la II GM se intenta dar respuesta a esta cuestión para establecer unos parametros de estabilidad y predecibilidad en el sistema, el capital debió ceder en algunos aspectos para su propia supervivencia. Así, se evitaba el Socialismo.

La manera de lograr esta estabilidad era mejorar las condiciones y perspectivas de la ciudadanía. El camino para lograrlo, a través de la creación de la sociedad salarial, cuyo objetivo era hacer del empleo el articulador de la sociedad. Es esta la época del fordismo en Europa (salvo los países bajo dictaduras como España), que iba mas allá de ser un simple sistema de producción.

A través de este modelo se pretendía organizar las relaciones laborales y la vida doméstica (mediante la estabilidad en el empleo, institucionalización del conflicto y el desarrollo a través del empleo de la familia nuclear), articular la producción y el consumo (mediante buenos salarios para poder consumir en el contexto de la Economía de la demanda) y determinar la organización política (mediante el Pacto social keynesiano, en el que tienen legitimidad ahora los sindicatos y un mayor peso el estado, viejos anhelos de los trabajadores, a cambio de que los sindicatos no cuestionasen el capitalismo).


Es a partir de los años 80 cuando se rompe este pacto keynesiano, y las fuerzas políticas optan por una vuelta al modelo liberal de antes de la II GM. Es a partir de esta fecha cuando el pleno empleo deja de ser el objetivo numero uno, y pasa a serlo el control de la inflación. Se pasa de la Economía de la demanda de la décadas centrales del siglo XX a una Economía de la oferta, en que lo importante es la competitividad y los beneficios de las empresas. A todo esto se le une la incipiente nueva globalización, que en aras de las competitividad, determina que es lo rentable y no.

La consecuencia de esto es una destrucción amplia del empleo en Europa, en especial en el sector industrial. De la mano, la creciente flexibilidad y precarización de las relaciones de empleo en occidente. Y es aquí donde surje la clave para entender la crisis de las instituciones colectivas:

Si el empleo era el articulador de la sociedad, la inexistencia o crisis de este supone la desarticulación de la sociedad, rompiendo el consenso fordista y recreando el conflicto social que perdura hasta nuestro días, por lo que volvemos desde fines del siglo XX a una revitalización de la Cuestión Social.

En el caso concreto de los sindicatos, el trasvase, desde fines del siglo XX de mano de obra del sector secundario (altamente sindicalizado y combativo) al sector terciario (de baja tasa de sindicalización tradicionalmente) puede explicar el porqué del declive general de los sindicatos en Europa estas últimas décadas.

La crisis del empleo lleva a un cuestionamiento del orden social (que durante el fordismo de postguerra no se daba tanto), de ahí que pueda explicar el desencanto político que se traduce en la desconfianza de los partidos políticos y las corporaciones públicas.


Es por tanto la crisis del empleo en su variantes formas y colectivos, y la pérdida de la centralidad del trabajo en la sociedad occidental desde los años 80 a través de la introducción del lenguaje y las formas neoliberales la desarticuladora del modelo de estabilidad del periodo de postguerra y la 'articuladora' de la crisis social y cuestionamiento del orden social, económico y político actual. O lo que es lo mismo, la responsable del resurgir de la violencia de la clase trabajadora desde los años 80.